No es casualidad que me dedique a la comunicación. Desde bien pequeña tuve claro que quería dedicarme a este mundo. Por mi cabeza solo rondaba la posibilidad de contar esas historias que se marcaran en la gente, que les tocará especialmente el corazón.
No solo es vocación, también firme creencia. Confío en la comunicación, en todas sus formas, en todos sus ámbitos, como una herramienta capaz de hacer este mundo un lugar mejor, de facilitar las relaciones y el entendimiento, pero también de minimizar los problemas. Una comunicación con mimo y detalle que implique escuchar, compartir y sentir. Eso también es la música.
La música es otra parte fundamental en mí. A pesar de no tener buena mano con los instrumentos y haberme quedado en un par de intentos de aprender a tocar el ukelele, la música me ha acompañado en todos los momentos de mi vida; tal y como dice una expresión popular; con la música he saltado, he bailado, he reído, he llorado, he creído, he recordado, he besado, he amado…. En definitiva, con la música he vivido.
Y ahora, integrándome en el equipo de Yoglar, tengo la oportunidad de unir estas dos facetas que me apasionan y aportar mi granito de arena para que los más peques también puedan descubrir y sentir esa experiencia vital que brinda la música.