Mi conexión con la música es innata y siempre ha estado ahí.
De pequeña cantaba, bailaba... y lo hacía con tantas ganas y alegría que a los 5 años comencé a aprenderla. Me sumergí completamente en el mundo musical y desde entonces no he parado.
Mi escuela de música se convirtió en mi segunda casa, un lugar donde descubrir sonidos y las emociones que estos provocaban, maravillándome de por vida. Con mis estudios de piano encontré un instrumento muy versátil que me permite expresar un gran rango de sentimientos y que pienso que permite una educación musical completa.
Combino mi pasión por la música con mi pasión por la enseñanza, de ahí que me decidiera a estudiar la especialidad de Pedagogía. Cada día aprendemos y enseñamos, y espero enseñar mi versión del mundo (¡una versión musical!) a cada uno de mis alumnos para que la música sea parte de su formación integral no solo como estudiantes, sino como personas. Así, tendrán de mis clases unas herramientas intelectuales, conductuales, emocionales... que les durarán toda la vida.
Ahora en Yoglar, siento que esas dos pasiones se canalizan a los mejores resultados como profesional. Aplicando todo lo que he aprendido a la realidad del aula, y sintiéndome afortunada de poder hacerlo en una escuelita tan atenta a las necesidades de los pequeños como la nuestra.